Vida Universitaria Capítulo 17: Definiciones escrito por: Greenbeans traducido por: Crysania Notas preliminares: No es una repetición del 16 sino una continuación de esa historia. He intentado mantener esta serie de forma ligera, pero éste capítulo no lo es. Bromas aparte, éste capítulo abarca un tema serio. Quiero enfatizar (sobre todo para este capítulo) que la autora y el personaje son entes diferentes. Palabrotas. ********** Domingo ********** Michiru fue a ver cómo estaban Beans y Haruka y vio que las dos estaban dormidas en la cama. Había sido un descubrimiento extraño. Tenía que haber una explicación para ello. Se la sacaría a Haruka cuando se despertase. Lo bueno era que ya no tenía el temor que recibía de Beans. No, ahora se trataba de otra cosa. Era una profunda herida. Pero no tenía ni idea de qué podía tratarse. Eran las 9 de la mañana cuando Haruka dejó la habitación de invitados. Aunque no era una persona madrugadora, Michiru normalmente podía sacarle un 'buenos días' antes de que se tomara su primera taza de café. Aquella mañana Haruka se despertó tarde y se fue directa a la ducha. 20 minutos más tarde apareció en la cocina vestida con unos tejanos y una camiseta. Michiru comenzó a preparar el desayuno cuando Haruka salió de la ducha. Le tendió una taza de café antes de que Haruka hablara. "Buenos días," dijo de forma tan oscura como el líquido que tenía en la taza. "Michiru, tenemos que hablar". ***** Michiru se sentó derecha en la silla del salón con pose pensativa. Era una forma de esconder las emociones que se veían claramente en sus ojos. Incredulidad, horror, rabia, y un enfado que nadie le atribuiría. Haruka estaba sentada a su lado con la mirada baja. Su voz se había hecho tan grave que a veces se rompía durante su explicación. Michiru quiso que dejara de hablar pero Haruka no dejó de hacerlo. Y eso le daba más ganas de llorar. "Yo no soy quien necesita ayuda," dijo Haruka suavemente. "No se trata de mi", acabó con un susurro. "No necesito vuestra compasión," Beans se tambaleó lentamente hasta la habitación y se sentó una vez llegó a la mesa. Se dirigió a Haruka. "Siento mucho haberte calentado la cabeza anoche." Su voz era suave. No estaba a la defensiva, tan sólo declaraba cosas. No parecía estar tan débil como antes. Las bolsas de sus ojos estaban desapareciendo, pero necesitaba más descanso. "Deberías estar en la cama", Haruka ignoró sus disculpas. Beans rezongó. "¿Cómo voy a dormir sin ti?" Haruka se sonrojó mientras Michiru tosía discretamente tras la mano. "Sufre, niña desagradecida", dijo Michiru con una sonrisa, para no parecer dura. Haruka no pasaría otra noche más así; ni siquiera aunque fuera por una buena razón y no hubiera pasado nada. "¿Quieres desayunar?" "No estaría mal," respondió Beans medio dormida. Fue un desayuno tranquilo. Haruka seguía mirando fijamente a Beans y, cuando ésta levantaba la vista, Haruka miraba a su plato. Haruka estaba más afectada por lo que había pasado la noche anterior de lo que podría admitir. Michiru miró a Beans. Parecía que no había comido nada desde hacía unos minutos. "Beans, ¿te encuentras bien?" preguntó educadamente. No hubo respuesta. "¿Qué pasa?" Haruka se levantó del asiento para mirar a Beans. "Está dormida." De hecho, Beans se había dormido con la cuchara en el desayuno y la cabeza ligeramente a un lado. Haruka le quitó la cuchara de la mano antes de cogerla en brazos cuidadosamente. Michiru le abrió la puerta de la habitación de invitados y apartó las sábanas cuando Haruka se deshizo de su carga. Dejó a la joven en su lado, de espaldas a ellas. "Michiru", se arrodilló al lado de la cama y le indicó que hiciera lo mismo ella. Cuidadosamente, le subió la camiseta a Beans. "¡Haruka!" protestó Michiru por su falta de educación. Haruka levantó la mano. "Mira esto", le descubrió la espalda. Tragó saliva visiblemente al ver las cicatrices que formaban cruces en la espalda. Ligeramente, pasó la punta del dedo por una de las cicatrices más profundas. "Dios," la revelación podía con ella. Aquélla chica podía haber sido Hotaru. Y pensar eso le hizo perder el equilibrio y acabar en el suelo. "Hime-chan" Haruka leyó su mente en un susurro. "Ya es suficientemente malo que algún hijo de puta le haya hecho esto a nuestra amiga, pero si se hubiera tratado de Hime-chan, no me habría parecido mal matar al bastardo." Beans se echó la mano hacia atrás molesta, ya que Haruka todavía tenía su camiseta levantada. Medio dormida, cogió la prenda y se tapó. "Déjame sola, hentai", murmuró medio dormida antes de rodar hacia el otro lado. Haruka ayudó a Michiru a levantarse del suelo. Volvieron a la cocina con Michiru todavía afectada por lo que había visto. Ahora ya sabía por qué Haruka estaba tan preocupada por Beans. Unas cicatrices así no sólo se notaban en la piel. Por lo que sabía, las cicatrices internas todavía no se habían curado. ***** Haruka volvió a la cama no mucho después de aquello. Estaba medio tentada a unirse a ella. La fiebre de Beans podía haber bajado, pero eso no significaba que todavía se encontrara bien. Michiru entró en la habitación de su invitada. Abrió las cortinas para que el débil sol de invierno se infiltrara. "En días como éste deseo encontrarme en casa" dijo suavemente Beans. Ella abandonó el paisaje gris para mirar a Beans. "Me pasaba las mañanas fuera jugando en la nieve con mi hermano y mi hermana. Entonces mamá nos llamaba para comer. Nos sentábamos delante del fuego y dejábamos que su calor nos secase", la expresión de su cara era amable, reflejo de sus recuerdos. Sus ojos etaban medio cerrados, aunque no por falta de sueño. "Ellos te importan mucho", observó. Beans se sentó derecha para darle espacio a ella para sentarse al borde de la mano. Michiru incorporó a Beans antes de sentarse. "Sí," cerró los ojos mientras respiraba hondo. "Supongo que Haruka te ha contado lo que pasó anoche. Que soy adoptada y todo eso." "Sí. ¿Te importa?" puso la mano ligeramente sobre las piernas de Beans. "No, no pasa nada. No sé ni por qué se lo dije a ella. Tan sólo... tenía miedo de mis sueños. Qué tontería, ¿verdad?" se echó a reir. "¡¿Tontería?! A mi el miedo no me parece una 'tontería'. El miedo es algo real. Debería salir a la luz para poder vencerle. Quizás es por eso por lo que se lo contaste a Haruka... ¿para vencer al miedo?" Michiru le sonrió confiada. "Puede ser", susurró. Beans desvió la vista para mirar al exterior. Michiru vio las lágrimas formándose en sus ojos. "¡Ara!" Michiru se echó hacia ella para abrazarla. Beans apoyó la cabeza en su hombro, llorando en silencio. "¡Mame-chan!" echó a la joven hacia sí, intentando darle un fuerte pilar en el que apoyarse. "Lo siento, Michiru. Siento ser tan débil", sollozó suavemente. "¿Y quién dice que eres débil?" la abrazó con fuerza. "Yo no, y ciertamente, Haruka tampoco. Tú eres una de las personas más fuertes que conozco." Beans negó con la cabeza, incrédula. Intentó separarse de ella, para encerrarse en sí misma de nuevo, pero Michiru no la dejó ir. "No te escondas, Mame-chan. Por favor, no te escondas de nosotras. Confía en nosotras," pasó los dedos por el pelo de Beans. "Yo confío en vosotras", dijo lentamente. Apoyó la cabeza en la cabecera de la cama y volvió a quedarse dormida otra vez. "Y justo en medio de nuestra conversación," dijo Michiru suavemente. Puso a Beans de forma que se sintiera más cómoda. No tenía otra cosa que hacer allí sino esperar. Se fue momentáneamente para ir a buscar su cuaderno de dibujo. Mientras Beans dormía, trazó bocetos de la forma que tenía ante ella. Los dibujos seguramente nunca serían utilizados para nada, pero le apetecía practicar en el dibujo de la forma humana. Michiru se distrajo al pensar en las anteriores palabras de Haruka, '... si se hubiera tratado de Hime-chan, yo no habría tenido nada en contra de matar a ese bastardo.' Ella no podía negar que sentía lo mismo. Quien se atreviera a dañar a su preciosa hija se encontraría metido en un mundo plagado de dolor. Y puede que le matara si sentía compasión de él. Una morbosa parte de su interior se preguntaba por las cicatrices, en primer lugar. ¿Cómo podían haber sido causadas tales marcas? ¿Con un cinturón? ¿Un bastón? ¿Un látigo? Las posibilidades le hicieron estremecerse. Sentía miedo compasivo. Con un suspiro, siguió trabajando en su dibujo. ***** Bostecé, luego me estiré antes de volver a acurrucarme en el calorcito de la cama. El deseo de dejar la cama era algo que me detenía, pero la naturaleza estaba gritando y no podía retrasar semejante cosa para siempre. Lentamente me tambaleé hacia la puerta y fui al cuarto de baño. Me pregunté brevemente dónde estaban Haruka o Michiru. Habían insistido en quedarse a mi lado pero no estaban en ninguna parte desde donde yo las pudiera ver. Después de acabar con mis cosas, salí de la habitación y escuché voces en la cocina. Caminé hasta encontrar a Haruka dejando a un lado comida. "¿Qué pasa?" pregunté. "Que tú estás levantada y no deberías estarlo" gruñó ligeramente. "Vale, ahora me siento" me senté a la mesa. Ella negó con la cabeza. "Buen intento." La vi sacando la comida de las bolsas. Una caja, luego otra, una lata, y algo de fruta fueron a parar a la nevera. En silencio, sin charlar, sin comentarios sarcásticos, tan sólo una tarea rutinaria. "¿Qué te pasa, Haruka?" "Nada", murmuró desde detrás de la puerta de la nevera. "Haruka.." dije en un tono que dejaba claro que había descubierto su farol. Ella cerró la puerta con más fuerza de la necesaria. "¿Cómo pudo alguien hacerte semejante cosa, Beans? ¡¿Cómo puede alguien ser tan desalmado como para pegar a su propio hijo?!" "No lo sé", respondí lentamente. "Todo lo que yo sé es que hay cosas malas que le ocurren a gente buena y que el mal no siempre pierde." Sus ojos se quedaron fijos en los míos. "¿Y no estás enfadada?" "Supongo que una parte de mi sí lo está, pero la ira no me va a resultar de ninguna ayuda. Lo hecho hecho está y aquélla ya no es mi vida." Una lágrima comenzó a formarse en un rinconcito de mi ojo. "Ahora me vuelvo a la cama", salí de la estancia con la mayor dignidad que pude encontrar. ***** Haruka llamó suavemente a la puerta del dormitorio. Técnicamente, aquélla era su casa así que podía entrar si quería. En otras circunstancias lo habría hecho, pero esta vez no. Quería disculparse con Beans aunque no estaba muy segura del por qué. Bueno, por lo menos quería hacerlo por haber hecho llorar a su amiga. "Pasa," fue la llamada desde dentro. Abrió la puerta y entró. Beans estaba acurrucada en la cama, descansando. "Quería disculparme", dijo Haruka. Ella nunca se iba por las ramas y, ciertamente, no iba a comenzar a hacerlo ahora. "¿Qué?" "Te hice llorar y lo siento," Haruka puso la silla al lado de la cama, en una posición adecuada para mantener una conversación. Se echó hacia delante, apoyando los brazos sobre las rodillas. "Lo siento, Mame-chan, no sé qué más puedo decirte. Nadie debería tener que enfrentarse con lo que te has enfrentado tú, nadie." "No, no deberían", Beans se situó en posición para charlar. "Pero la vida no es justa. Yo he sido feliz desde entonces, y es éso lo que me importa," sonrió ligeramente. "Yo no podría hacerlo, si fuera tú," admitió Haruka suavemente. "Cambiar tan fácilmente, bueno, quiero decir que yo..." Beans le puso la mano sobre las de ella. "No te preocupes por eso. Pertenece al pasado y allí es donde se va a quedar." "No puedo" gruñó Haruka ligeramente. "No puedo dejarlo cuando pienso en lo que debió ser para ti. Siento la sangre hervir de ira. A mi me importa lo que te pase, y pensar en que alguien te hace daño me parte en dos." "Haruka," Beans dijo su nombre lentamente, considerando sus palabras con cuidado antes de seguir. "Hay muchos tipos de fuerza. A ti te es familiar la fuerza física, la de carácter y el poder del amor," Beans cerró los ojos al sonreir ligeramente. "Yo estoy trabajando en esas áreas pero hay algunos tipos de fuerza que yo sí tengo pero que tú todavía trabajas por conseguir. La fuerza de la curación es una con la que yo he vivido, y la habilidad de perdonar a los que me hicieron daño." Haruka tragó saliva ante la referencia de Beans sobre el perdón. El recuerdo de Usagi y su buen corazón afloró a ella. La vergüenza que sintió por su actuación y la de Michiru tras vencer a los Death Busters también. Ellas habían atacado a usagi porque no sabían cuál era el poder del perdón. Pero aunque ellas habían actuado mal con ella, Usagi las perdonó. Y era algo realmente maravilloso. Se sentó en silencio durante unos minutos antes de responder. "Conozco a una persona cuya fuerza es la del perdón. Gracias por recordármelo." "La justicia se sirve mejor con un poco de piedad. La compasión necesita la habilidad de perdonar. Me satisface saber, al menos para mi misma, que la justicia se tiempla con la piedad. No me gustaría saber que no es así." Haruka rezongó. "Así que estoy haciendo el tonto aquí sentada." Beans negó con la cabeza. "Para nada. Es bonito saber que tengo amigos que me defenderían con tanta pasión" sonrió ampliamente. Riendo ligeramente, se puso en pie y acarició el pelo de Beans de forma juguetona. "Tienes razón. Ahora descansa un poco, tenemos clases mañana." "¡Augh!" Beans se acurrucó en la cama. "Cébate en una chica cuando ella se siente tan malita." "Es mi forma de ser piadosa", Haruka le guiñó un ojo antes de cerrar lentamente la puerta tras ella. ********** Fin capítulo 17 ********** (Notas de la autora: Primero, quiero disculparme por romper el tema de 'Vida Universitaria', que es de comedia. No estoy muy segura de lo que me hizo escribir estos dos últimos capítulos excepto el deseo de profundizar en los personajes de Haruka y Michiru. Ha sido una lucha decidir si debía sacar a la luz estas dos historias o no. Sé que la buena naturaleza de la gente les hará escribirme y preguntar si la historia es cierta o no y no quiero que la gente me malinterprete. También fui consciente de estar dando un giro de 180 grados a la historia. Me convencieron mis amigos que leyeron esto cuando yo les pregunté "¡¿en qué estoy *pensando*?!". Le he dado vueltas una y otra vez al tema y he decidido publicarlo, con la esperanza de que la historia guste. Gracias por leerlo.