Vida Universitaria Capítulo 16: El fin de la pesadilla por Greenbeans (traducido por: Crysania (n. De la t: a partir de ahora en Vida Universitaria Haruka y Michiru no serán 'Timmy' y 'Michiru'. Revisaré los capítulos que ya he traducido y corregiré los nombres) Notas preliminares: He intentado que esta serie tenga un tono ligero pero éste capítulo no lo tiene. Bromas a un lado, éste capítulo abarca un tema serio. Es un capítulo duro y profundo. Quiero enfatizar (sobre todo en este capítulo) que la autora y el personaje son dos entes diferentes. Y también que Beans en este capítulo se pone muy enferma. Así que si la enfermedad os pone enfermos, valga la redundancia, puede que queráis saltaros el capítulo. Hay palabrotas (dos veces) Traducciones rápidas: daijobu -- ¿te encuentras bien? Mame -- judía Todos los personajes son propiedad de sus respectivos autores. Yo me pertenezco a mí misma, gracias, que tengáis un buen día :) ********** Viernes noche ********** "Esto no me gusta nada...." "No podemos hacer nada esta noche sino vigilar...." "Si empeora tendremos que..." "Por supuesto...." Rodé sobre la cama en la que dormía y me caí al suelo. El paño húmedo que estaba sobre mi cabeza se cayó a mi lado, sobre la suave superficie de madera. Sentía tanto frío. Ya no podía soportarlo más. Me rugía el estómago y gritaba por ser purgado. Miré a mi alrededor en la habitación a oscuras en busca de algo que usar. Allí, milagrósamente, había un barreño, cerca de mi. Débilmente lo acerqué a mi. Mi cuerpo quería hacerlo, pero yo no conseguía comenzar. Unos fuertes brazos me cogieron por el torso. Sostuvieron mi peso, de forma fuerte pero gentil. Una mano se movió por mi largo cabello y bajó hacia la espalda de mi camisa. Luego, rápidamente, antes de que yo pudiera protestar o preguntar, me acarició la barriga; eso me dio lo que necesitaba. Mi cuerpo se convulsionó de dolor mientras mi estómago se purgaba de su contenido agrio. Los brazos que me rodeaban siguieron sosteniendo mi peso a pesar de la enfermiza escena. Cuando acabé, una mano me dejó, y volvió con un vaso de agua fría. Me la bebí y escupí en el barreño. Debería haberme sentido mejor, pero mi fuerza todavía no había vuelto a mi. Mi cuerpo se echó hacia delante pero los brazos que eme rodeaban me hicieron volver atrás. En ese momento, yo no podría haberme sentado sola sin su ayuda. Me apoyé en el pilar que me sostenía. Una mano se fue de nuevo y volvió con un paquete de algo. "¿Un caramelo de menta?" preguntó Haruka suavemente en mi oído. Cogí el paquete y me llevé un par a la boca. Algo era algo. "¿Qué...? ¿Dónde estoy?" pregunté, esperando más que una obvia respuesta geográfica. La puerta del dormitorio se abrió, entrando luz del pasillo en la oscura. Michiru estaba allí vestida apresuradamente con una bata. "Oh, dios" dijo. Se arrodilló en el suelo apartando el sudado pelo de mi cara. "¿Daijobu Mame-chan?*" Asentí. Mis fuerzas volvían, pero estaba segura de que no sería por mucho tiempo. "¿Dónde está el cuarto de baño?" "Ya veo, así que el barreño no ha sido suficiente para ella," comentó Haruka de forma desvergonzada mientras me levantaba del suelo. Le di las gracias y me fui tambaleando en la dirección que Michiru me había indicado. Una vez en el pasillo, reconocí el lugar donde estaba. Me encontraba en su casa. Las luces del cuarto de baño eran cegadoramente brillantes. Me las arreglé para mirarme en el espejo. Era como si un camión me hubiera atropellado, retrocedido y vuelto a atropellar otra vez. Abrí el grifo de agua fría, me enjuagué la boca de nuevo y me lavé la cara, que tenía cubierta de sudor. Miré a mi alrededor y vi que mi bolsa de viaje estaba allí. Feliz, saqué el cepillo de dientes y comencé a cepillarme. Pero, ¿cómo había llegado la bolsa allí? ¿Cómo había llegado *yo* allí? Cerré los ojos para pensar. Yo... yo recordaba que ellas habían venido a buscarme a los dormitorios porque se iban a ver una película. ¿Vimos la película? Yo no, no lo creo. Recordaba pensar que el asiento de atrás era muy cómodo. Cerré los ojos para descansar. Y ahora estaba allí. ¿Qué hora era? Volví a la habitación donde había estado. Las ventanas estaban abiertas para que la estancia respirara. La cama en la que yo había estado estaba hecha y el barreño ya no estaba. Me senté en la cama. El deseo de dormir de nuevo era sobrecogedor. "Acuéstate, Beans" Haruka volvió a entrar en la habitación. Sacó una silla cercana a la cama. Echó las sábanas a un lado. Yo estaba tan cansada para protestar que no necesitaba que me mimaran tanto. Ella me tapó con las sábanas y me arropó. "Estoy bien", gruñí débilmente. No quería que Haruka me viera débil. "Pues parece lo contrario", Michiru entró en la habitación. Estaba vestida con un pijama. Eché un vistazo por debajo de las sábanas para ver qué llevaba puesto yo. Una camiseta enorme y vieja y unos pantalones sudados. Michiru se arrodilló al lado de la cama. Puso una mano fría sobre mi frente. Entonces sacó uno de esos termómetros que se ponen en la oreja y lo usó conmigo. Levantó la vista hacia Haruka. "Todavía demasiado alta. Aún no ha roto." su preocupada mirada volvió a mi. Sonrió amablemente. "Me temo que aún nos queda mucho por delante", pasó la mano por mi pelo. Las pestañas eran cada vez más pesadas. Escuché el ruido de agua y una compresa fría puesta sobre mi cabeza. Su frescor estaba perdiendo la batalla contra el calor de mi fiebre. Era parecido a una esponja de cocina que no puede absorver el agua de una bañera. ***** Beans volvió a caer en el sueño que acudió a ella. Michiru se llevó el agua y el termómetro a la cocina. Haruka vigiló a la dormida chica. Habían ido juntas al cine. Normalmente siempre sabía exáctamente lo que sucedía en su coche, pero fue Michiru quien se percató de que Beans estaba muy fría cuando llegaron al cine. Estaba tan blanca como el papel y muy caliente. Decidieron saltarse la película y llevarla a su casa. Mientras la levantaba del asiento trasero del coche, se percató de lo ligera que era Beans en realidad. Beans se movía con tanta confianza que cuando vio su frágil cuerpo, se sorprendió. Beans tenía un espíritu vigoroso que convertía su cuerpo en algo más fuerte. No les costó mucho decidir no llevarla a ninguna parte más. Ella fue a ver a sus compañeros de habitación y cogió algunas cosas que Beans necesitaría y que ellas no tenían mientras Michiru se encargó de cuidarla. Por suerte, todavía conservaban la ropa que le habían confiscado. Michiru la vigiló durante la tarde y la mitad de la noche. El resto de la noche le tocaba a ella. Podía quedarse despierta durante toda la noche sin problemas. Ella necesitaba que estuviera despierta. Beans estaba demasiado débil en aquel momento para hacer las cosas por sí misma. Haruka notó que Beans no hacía ruido al dormir. Ni roncaba, ni hablaba, ni se movía mucho. Puede que se tratara de la enfermedad, pero tuvo el presentimiento de que aquélla era la forma de dormir de ella. Michiru tampoco hacía nada. Haruka pensó que las habría pasado canutas si Michiru hiciera alguna de esas cosas. No es que no pudiera superarlo si pasara, aceptaría muchas cosas, por Michiru. Pero esas cosas eran las más molestas y gracias que no tenía que soportarlas. Haruka siguió vigilando. ********** Sábado ********** Me senté de repente, sorprendida. "Fue un sueño, tan sólo un sueño," me dije en voz alta. "Claro que sí," me aseguró Michiru desde un lado de la cama. Intentó hacer que me volviera a tumbar pero y ono quería volver a dormirme, todavía no. "Yo..." sacudí la cabeza y me arrepentí de hacerlo. Mi cabeza daba vueltas con tanto movimiento repentino. "Por favor, descansa, Beans. Aún estás lejos de encontrarte bien," Michiru cogió el paño que se había caído de mi cabeza. La sumergió en agua fría y la escurrió. Intentó volver a ponérmela en la cabeza pero capturé su mano. "¿Cómo he llegado aquí? ¿Por qué estáis haciendo esto?" Se sentó en la silla y me miró pensativamente. No podía decir si ella estaba evitando mis preguntas, estaba considerando la mejor forma de responderlas. Me echó amable, pero firmemente, sobre el colchón, y volvió a ponerme la compresa sobre la frente. Una vez satisfecha con la posición en que yo estaba, habló. "Te desmayaste en el asiento trasero del coche de Haruka. Te trajimos aquí para poder vigilarte de cerca. Tus compañeros de dormitorio ya saben que estás con nosotras. Haruka fue a buscar algunas cosas que pensó que iban a hacerte falta. "'¿Por qué estamos haciendo esto?'" se inclinó hacia mi cara. "Porque eres nuestra amiga," respondió lentamente y entonces se alejó, riendo suavemente. ¿Habían pasado por todo aquello tan sólo por una amiga? Michiru debió leer mi mente porque respondió. "¿Acaso te sorprende? No debería. Haruka es una persona muy fiel una vez has pasado su barrera protectora. Tú nos has ayudado muchas veces desde que llegamos aquí. Si quieres considerarlo así, te estamos devolviendo el favor. Pero no se trata de eso." Se levantó y se fue de la habitación. Sé que necesitaba pensar en lo que ella había dicho, pero me costaba pensar con coherencia. No quería volver a dormirme, no si iba a volver a tener *aquella* pesadilla. Pero era una de las cosas sobre las que no tenía control. Me dormí de nuevo antes de que Michiru volviera a la habitación. ***** "Estoy preocupada, Haruka. Todavía no ha roto la fiebre y ha comenzado a llorar mientras dormía," estaban comiendo en la cocina. Michiru vigilaba hoy a Beans. Aunque ella no se había puesto peor, tampoco había mejorado nada. Su sueño oscilaba entre la paz y la agitación. Eso le preocupaba bastante. Si la mente mantenía una batalla su cuerpo podía tardar más en recuperarse. "No sé de qué se trata. Sus sueños parecen molestarla, pero no me va a contar qué sueña." se encogió de hombros, impotente, y miró a Haruka. "Y quieres que yo se lo saque esta noche," dijo sabiendo exáctamente qué quería Michiru. Ella asintió. "Tú tienes un vínculo especial con ella y yo no." Haruka iba a negarlo y a decir que ella sólo quería a Michiru, pero ésta le cogió la mano con las suyas. "No se trata de eso, amor. Vosotras dos siempre estáis como el perro y el gato, los buenos amigos lo hacen." "Comprendo lo que estás diciendo," contestó. "Veré qué puedo hacer esta noche." Michiru agachó la cabeza. Eran como las dos caras de la moneda: opuestas, pero semejantes al mismo tiempo. Algún día, Haruka llegaría a apreciarlo. ***** Haruka volvió a la silla que ocupó la pasada noche. Beans parecía dormir profundamente. Se arriesgó a encender una lamparita. Beans no reaccionó a la luz, así que sacó su revista de motos y se puso a leer. En la mitad de un artículo sobre cómo mejorar la actuación de un motor, ella comenzó a llorar ligeramente. Haruka dejó la revista para centrarse en ella. Su cara estaba cubierta de sudor. Cogiendo una toallita fría, le secó la cara. Beans lloró más alto. Se movía de un lado a otro. Le molestaba ver a su amiga así. Le dio un empujoncito ligero en el hombro para despertarla. Beans se despertó, pero no respondió al ver a Haruka. Volvió a caer sobre el colchón. 'Está delirando', pensó Haruka. Beans agitó la cabeza un poco, luego volvió a sentarse, esta vez de propia voluntad. Rodó sobre un costado y levantó la vista hacia Haruka. Tenía oscuras ojeras. El sueño que tenía no le proporcionaba ningún descanso. "'nas 'ches," murmuró con un grueso acento que sólamente aparecía cuando estaba exhausta, enfadada o muy nerviosa. Se aclaró la garganta. "Beans, ¿estás bien? Parece que has tenido pesadillas. ¿Te apetece hablar de ello?" Se volvió a tumbar. "No es nada," susurró. "Siempre que no vuelva a pasar." Haruka se inclinó hacia ella. "¿Siempre que no vuelva a pasar *el qué*?" Beans le sonrió débilmente y se volvió a quedar dormida. Haruka la vio dormir durante media hora antes de volver a su revista. Unas 30 páginas después sintió una extraña presión en su camisa. Bajó la vista y vio a Beans cogida a la parte baja de su camisa, en algún punto. A juzgar por lo blancos que estaban sus nudillos, no iba a soltarla. Haruka se acercó más para que su brazo no estuviera en un ángulo tan extraño. No mucho después de eso, Beans volvió a llorar ligeramente. La movió un poco para intentar despertarla. Beans tan sólo se cogió más a su camisa y con la mano que tenía libre también la cogió. Era una posición algo comprometida para ambas. "Espero que Michiru no me mate por esto," susurró, riendo ligeramente para sí misma. Se podía esperar algunas miradas mosqueadas de su pareja, pero nada serio. Liberándose de ella, movió amablemente a Beans en la cama para hacerse un hueco. Se sentó con la espalda apoyada en la cabecera de la cama. Beans inmediatamente volvió a cogerse a ella con su llanto y se acurrucó cómodamente en el regazo de Haruka. Ésta le acarició el pelo con una mano mientras seguía pasando las páginas de la revista con la otra. Alrededor de la medianoche, Michiru entró. Haruka se puso colorada, pero estaba preparada para defender su decisión si Michiru quería pedirle una explicación. No lo hizo. "¿Cómo se encuentra?" preguntó uniéndose a ellas en la cama. No había suficiente espacio para las tres, pero Haruka se lo hizo. Michiru le tomó la temperatura de nuevo. "Su fiebre comienza a bajar", anunció feliz. "Me alegro", dijo suavemente Haruka. Entonces miró de reojo a Michiru. "No estarás enfadada conmigo, ¿verdad?" Michiru le sonrió. "¿Y por qué debería estarlo? Eres una amiga muy sincera. ¿Por qué tendría yo que enfadarme contigo si hiciste lo que creías que era mejor para tu amiga?" "No ha llorado desde que me he puesto en la cama con ella," sonrió Haruka orgullosamente. "Pero claro, tampoco creo que pudiera salir de la cama aunque quisiera". Levantó su brazo y mostró que Beans todavía estaba fuertemente cogida a su camisa. Michiru se rió por la situación. Todo parecía tender a los extremos cuando Haruka estaba involucrada. Con un beso en la mejilla, Michiru le deseó buenas noches y se fue a la cama. Haruka se rió para sí. Aquélla era la única vez en que saldría bien parada de haber estado en la cama con otra mujer. Pero claro, Beans no apreciaría esos pensamientos de la misma manera. Si su fiebre bajaba podría ser que aquélla fuera la última noche que Beans necesitaba a alguien sentado con ella. Y eso significaría que ella podría ir a *su* cama con *su* pareja. Ese pensamiento le hizo sonreir. "Augh --" escapó de los labios de Beans. Haruka se imaginó lo que estaba pasando. Le apartó a Beans el cabello de la cara. [Levantamiento de ceja] "¿Lágrimas?" Se las limpió cuidadosamente con el pulgar. Sus ojos se abrieron bajo el contacto. "¿Haruka?" preguntó confundida. Se soltó de su camisa. Levantándose de su regazo, se dio cuenta de la posición en la que habían estado y el color volvió a su cara de repente. "Yo..." estaba totalmente confundida. Haruka no podía culparla. "No, no es culpa tuya, Beans. Estabas llorando y te cogiste a mi. Parecías dormir mejor así," se defendió rápidamente. Puede que se hubiera pasado un poco esta vez. Sabía que a menudo estaba cerca de hacerlo, pero puede que esta vez lo hubiera conseguido. "Yo... dormía mejor contigo haciéndome de guardián," parpadeó. "Gracias. Pero yo no soy... er... um... mierda," cedió. "¡Claro que no! No pasa nada. No estaba intentando que tus gustos cambiaran ni nada." Haruka siguió el tono de la conversación que Beans había dejado. Se echaron las dos a reir. Beans sonrió ampliamente. "Michiru te va a matar." "Nop", contestó, escondiendo el alivio que sentía al verla de buen humor. "Ella ya ha estado en la habitación." "Maldita sea, eres demasiado astuta", se apoyó contra la pared, visiblemente cansada. "¿Por qué llorabas, Beans?" preguntó suavemente. Haruka pudo ver el dolor en su cara, al recordar los sueños. "Por favor, confía en nosotras. Queremos ayudarte. Yo quiero ayudarte", le pidió. Ésa era realmente materia para Michiru, pero Beans no confiaba en Michiru igual que en ella. "Por favor." Beans de repente se acurrucó bajo su hombro. Haruka estaba sorprendida de que no la hubiera tirado de la cama. Beans escondió la cara en su camisa. Haruka la rodeó con los brazos y le dejó llorar, para deshacerse del miedo. Haruka estaba sorprendida. Respetaba a Beans por su fuerza. Verla débil le hizo darse cuenta de que ella también era débil algunas veces. No le pasó por alto que las dos se parecían. Ver a Beans herida le indicaba una zona en la que ella misma podía mostrar fragilidad. La meció hacia delante y hacia atrás lentamente. Beans siguió llorando en silencio. Fuera lo que fuera lo que le alteraba, le estaba afectando más que el simple sueño a una pesadilla. Esos sueños debían tratarse de viejos recuerdos. Éso debía ser lo que le daba miedo. "Mame-chan," susurró. Beans levantó la cabeza de su hombro. Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar. "¿Por qué me llamáis así?" preguntó. "¿Por qué te haces llamar 'Beans'?" contrarrestó. (n. de la t. 'Bean' significa 'judía' en inglés, igual que 'mame' en japonés) "Dios, he sido una tonta. Me desmayo en tu coche, luego me quedo en vuestra casa y os quito el tiempo," se volvió a tumbar otra vez. "No pasa nada," le aseguró. "Mame-chan, ¿por qué llorabas? ¿Qué te ha pasado para que te pongas tan triste?" "No es algo agradable ponerse enfermo", dijo suavemente, de forma reflexiva. "Estoy de acuerdo en eso, pero se trata de algo más que de una enfermedad. Estabas recordando algo en tus sueños, ¿verdad?" Ella asintió, al borde del llanto de nuevo. "Cuando era pequeña no me dejaban ponerme enferma. Yo siempre tuve que ser fuerte. La gente de mi familia nunca se ponía enferma", se echó a llorar. "Mame-chan, eso no tiene sentido. Todo el mundo se pone enfermo de vez en cuando", razonó. "De eso me doy cuenta ahora [hipido], pero a mi no me *permitían* ponerme enferma. Si estaba mala, seguía yendo al colegio de todas formas. Tenía que hacerlo. 'Si te duele, oh, bueno, te fastidias'", dijo, en una voz burlona, citando a alguien, según Haruka. "'¡Si te crees que te duele ahora, espera hasta que acabe contigo! ¡Yo te daré una razón para llorar *de verdad*!" Sus lágrimas volvieron a fluir de nuevo. El corazón de Haruka se rompió al escuchar aquello. Aquellas frases la estaban horrorizando. Le provocó miedo. Acercó a Beans hacia ella y la abrazó con fuerza. Haruka se enfadó. El padre de Beans parecía ser tan agradable. Abrazó a la chica con más fuerza. "Vosotras no sabéis nada de mi familia real. Conocísteis a mi familia adoptiva. Cuando yo tenía los doce me apartaron de mi padre biológico. Nunca conocí a mi madre biológica." ¿Adoptada? Haruka pensó en lo que Michiru le dijo que Beans le había contado al hablar sobre su familia. Si era adoptada, ahora todo tenía sentido. Haruka se tragó la bilis acumulada en la boca cuando Beans siguió con su historia. "Él solía castigarme cuando me ponía enferma, o sacaba malas notas en el colegio, o si le apetecía." rezongó para sí. "El profesor se dio cuenta un día de que yo siempre iba al colegio con heridas." Se detuvo entonces a pensar. Llegó a una decisión, aparentemente, se dio media vuelta para que Haruka le viera la espalda. Lentamente se levantó la camiseta y aparecieron unas marcas que enrojecían su espalda. "Yo tenía 10 años cuando me hizo esto," suspiró suavemente. "El estado se metió de por medio y me apartaron de él." se bajó la camiseta y se volvió a apoyar en Haruka. "Yo tuve suerte, Haruka. Normalmente, los niños mayores no son adoptados nunca, pero yo lo fui. Nunca les conté cómo me pegaba mi padre. Sentía tanta vergüenza y miedo. No porque ellos me lo pudieran hacer otra vez, sino porque pensarían que yo era débil por llorar sobre el agua derramada. "Tú eres la primera persona a quien le cuento esto," sonrió débilmente a Haruka. Podía ver la mezcla de dolor y alivio en sus ojos al sacar finalmente aquello a la luz. Puso a Beans apoyada contra su pecho. "Gracias por confiar en mi," dijo lentamente. Beans no era nada débil. Era, de hecho, más fuerte que ella. La fuerza de su espíritu salía de haberlo domado con los años. ¡Cuánto dolor, físico y mental debía haber soportado! No había duda de la fuerza que aquella chica acurrucada contra ella debía tener ahora. "Eres muy valiente, al haber vivido con todo esto. Te ayudaré a superar el miedo, y Michiru también, si no te importa que lo sepa. No tienes por qué estar sola." Beans le sonrió por eso. "¿Qué hay de bueno en una sin la otra?" murmuró. "Cierto", accedió. Beans se acurrucó más. "No estoy enfadada por lo que me pasó," comentó. "Yo no siento rencor porque ellos me dieran más penas que alegrías." Suspiró suavemente, profundamente, y se quedó dormida. Haruka tenía ahora la certeza de que tendría sueños mejores. ********** Domingo ********** "¿Haruka? ¿Beans?" Michiru abrió la puerta de la habitación de invitados lentamente. Descubrió a Beans dormida pacíficamente apoyada en Haruka. Sorprendentemente, Haruka también estaba dormida. Eso *no* era normal en ella. Michiru sabía que podía quedarse despierta durante un tiempo indefinido sin problemas. Que estuviera dormida significaba que había dejado la guardia baja. Y eso significaba que las cosas ahora iban bien. Cerró la puerta silenciosamente tras ella. Les dejaría dormir. ********** Fin capítulo 16 ********** ¿Depresivo? ¿Demasiado serio? Lo siento, pero se trata de algo en lo que estoy concienciada y quería hacer una historia sobre ello. No voy a daros la lata con temas sobre abusos sobre niños, podéis sacar la información de la red si os interesa. Lo que diré es que si han abusado de vosotros, se trata de algo que afecta a la persona durante toda su vida. Beans es un personaje fuerte y ha superado casi todo el dolor con buen humor y la certeza de que no era culpa suya. Haruka (Haruka) se da cuenta de la verdadera fuerza de Beans cuando más débil se encuentra. Tener a alguien que te ayude a superar el dolor que queda te hace más fuerte. (n. de la t. Totalmente de acuerdo) [nota de Lord Charon] Estoy totalmente de acuerdo contigo, Beans. Yo me he hecho preguntas al respecto desde hace tiempo. Me alegro de saber que ALGUIEN ha tenido las narices de hacerlo.