Vida Universitaria Capítulo 12. Nunca aparece un dimone cuando se le necesita Greenbeans Notas: Hay referencias a la infancia de Timmy que están extraídas del "Awakenings" de Tim Nolan (Una lectura muy recomendable, N. de la t.). Además, estoy usando su linea temporal debido al tiempo que hace que Timmy y Vicky están juntas. Gracias, Tim :) Algunos tacos (Timmy ;) Si el pensar en Timmy y Vicky besándose, abrazándose o jugueteando (NADA pornográfico, tontos) os hace sentir incómodos, saltáos este capítulo. ********** Viernes por la mañana ********** "Un montón de gracias por esto, Vicky" dijo la voz de Beans desde el otro lado del teléfono. "No pasa nada. Tráeles alrededor de las 9". Colgó el teléfono. "No puedo creer que accedieras a que cuidáramos de los primos de Beans", dijo Timmy desde la mesa de la cocina. "Yo quería estar sola contigo mañana". "Bueno, estaremos solas, con 3 más", llegó para enlazar los brazos alrededor del cuello de su pareja. "Beans necesita nuestra ayuda". Timmy gruñó un poco, luego enterró la cabeza dentro de la blusa de Vicky. "Vale", escuchó Vicky desde los pliegues de ropa. "¡Eh! ¡Timmy, me haces cosquillas!" exclamó riendo. Suavemente, besó la cabeza de la otra. "Ya lo sé", llegó la sorda respuesta. "Tonta, ¿Quieres desayunar o no?" "Puede. Depende de lo que consiga a cambio". Levantó la mirada hacia la otra con un destello en los ojos. Vicky le besó la frente. "Esta mañana hay: Desayuno o nada. Pero mañana ya es otra historia", añadió para calmar el disgusto del rostro de Timmy. Timmy se abrigó en ella unos momentos antes de dejarla. "Puedo esperar un día". "Bien, porque no vas a obtener nada hasta el día de tu cumpleaños", volvió Vicky a la cocina sonriendo sugestivamente. "Mujer de frío corazón". Ella se rió de la queja de su amiga. "Estoy convencida de que comprobarás la veracidad de esa frase". "Cuenta con ello". ***** Me bendije de nuevo por mi fantástica buena suerte. Ya sé que mañana es el cumpleaños de Timmy, así que me imaginaba que ellas no podrían hacer de canguros. Mi tía me había llamado ayer por la noche y casi me había dejado a los pequeños cariñines en mi regazo. Odio a los críos. En mi opinión, deberían ser encerrados en un armario hasta los 12 años. Además, tengo que acabar un proyecto. Le hablé a Vicky de mi proyecto y estoy segura de que ella leyó la letra pequeña de mi motivación. No quería estar cerca de aquellos pequeños demonios. Los niños me sacan de quicio. Por suerte para mi, ella accedió y mis problemas estaban resueltos. A mi tía no le importaría, ya que buscaba desesperadamente una canguro. Afróntalo, ¿confiarías tus hijos a alguien que odia a los niños si no estuvieras desesperada? Acabé de tirar los libros a mi mochila antes de correr a la cafetería para tomar un bocado rápido. ********** Sábado por la mañana ********** Timmy sonrió orgullosa al ver su reflejo en el espejo. Hoy estaba fantástica y lo sabía. Retorció el cuello de la camisa para abotonarlo, luego se estiró el chaleco que llevaba. Raquel lo había hecho para ella. Los rojos oscuros y azules del chaleco contrastaban muy bien con los pantalones color canela que había elegido para hoy. "Y tú dices que *yo* paso demasiado tiempo delante del espejo", Vicky deslizó los brazos alrededor de su fina cintura. Se rió, estando totalmente de acuerdo. Vicky la había atrapado en eso. "No puedo evitar cierta vanidad ocasional". Vicky apoyó la barbilla en su hombro. Tuvo que agacharse un poco para que la otra no tuviera que ponerse de puntillas. "Eso está mejor" le susurró Vicky al oído, luego la besó en la mejilla ligeramente. Timmy se echó a reir. "¿Y quién es la que siempre me dice que me comporte?" "Estamos en ello". Le besó la mejilla. Sonó la campana de la puerta. Vicky la dejó, pero Timmy la sostuvo en brazos. "Maldita sea, déjala en la puerta". Vicky la acarició con fuerza antes de liberarse. "Compórtate" dijo con lentitud. Timmy llorisqueó como un gatito mientras Vicky salía de la habitación. "Compórtate" le dijo de nuevo. Timmy se echó a reir mientras Vicky iba a abrir la puerta. Se dio media vuelta, admirando su reflejo en el espejo. Maldita sea, era coqueta, pero tenía que admitir que *era* atractiva. Se echó el suave cabello hacia atrás. "Hum", una pequeña sonrisa cruzó sus labios. "Hoy, seguro que sí", abrió una pequeña cajita de madera que tenía en el joyero. No había mucho dentro. Se puso la cruz dorada al cuello y luego un pendiente, un aro dorado, en el lóbulo izquierdo. Había sido un regalo de Vicky, que recibió no mucho después de conocerse. Acabó con los accesorios poniéndose un cinturón para sujetar el pantalón correctamente. Se rió de nuevo de la imagen que tenía delante suyo. A los 22 todavía le quedaban rasgos de la marimacho de 13 que una vez fue. Se había sincerado mientras maduraba bajo la amable influencia de Vicky. Sí, si no hubiera conocido a Vicky todavía seguiría siendo como aquella chica de 13 años: de pie contra el mundo, desafiante y solitaria. Vicky la había liberado de aquella soledad para convertirse en su apoyo, su abogado constante, su mejor amiga, y amante. "No le digo lo suficientemente a menudo cuánto significa para mi". Vicky era el mundo para ella. La vida sería insoportable sin ella allí. Amaba aquellas bromas cuidadosamente bien dichas, su suave cabello turquesa, la manera en que se reía de sus enfermizos estallidos de mal humor. Nadie la entendía tan bien como Vicky. "¿Cuánto tiempo ha pasado?" musitó para sí mientras se cepillaba el pelo una vez más. No porque lo tuviera despeinado, sino por el sentimiento que le producía notar el cepillo a través de los rubio-arenosos mechones. 8 años. Hacía ya 8 años desde que Vicky capturó su corazón y pronto serían 9. "Hablo como un viejo", dejó el cepillo en la mesa. Las dos eran jóvenes y llenas de vida. "Y con más vida porque encontré mi alma gemela enseguida". Miró al reflejo del espejo seriamente ahora. "No digo 'te quiero' demasiado a menudo." ***** "¡Oh, hey, Vicky! Gracias otra vez por hacerlo", dijo rápidamente Beans. Llevaba a una niña en brazos mientras echaba a los otros 2 hacia delante. "Estos son mis primitos. Liz," levantó al bebé. "Rick", asintió hacia un niño de unos 8 años. "Y Annie", la pequeña que estaba colgada a su pierna. "Todavía es un poco tímida", le explicó Beans. "¡Es un bebé!" anunció en voz alta Rick. Annie se abrazó a la pierna con más fuerza. "Chicos, ésta es Vicky. ¿Dónde está Timmy?" "Se está vistiendo". Vicky puso la sonrisa más encantadora que tenía, la que usaba en los banquetes formales. "Vamos, entrad, Rick, Annie. Anda, déjame llevar a Liz," alivió amablemente a Beans de su carga. Ella le sonrió agradecida. Rick entró corriendo en la casa. "Vamos, Annie", Beans la separó de su pierna para llevarla dentro. "¡Hey!" Rick corrió hacia Timmy. "¡¿Quién eres tú?!" "Yo podría preguntarte lo mismo", sonrió tolerantemente ella. "Yo soy Timmy". "¿Eres un chico o una chica?" [Levantamiento de ceja] "Soy una mujer" respondió. "Pareces un chico", declaró bruscamente Rick. [Levantamiento de ceja] "Qué niño tan encantador, Beans" dijo sécamente. "¿Cómo se llama?" "¡Rick! Me llamo Rick". Se le puso justo delante. Habría tenido su nariz pegada a la cara de ella si hubiera sido lo suficientemente alto. Timmy se agachó para quedarse a su nivel. "Es un placer conocerte", arrastró las palabras lentamente. "Tienes un acento divertido", se rió exageradamente de ella. "Qué encanto", repitió en japonés. "¡Eh, eh! ¿Qué idioma es ése?" Rick se cogió a su brazo para reclamar atención. "¡Rick! Deja a Timmy en paz", ordenó Beans. "Japonés", contestó pacientemente Vicky una vez que el chico dejó a Timmy. "Me largo, chicas". Beans dejó a Annie a la mujer alta. "Se llama Annie," la presentó. "Hoy estás muy guapa, Timmy", añadió dentro de su línea. "Ahora sed buenos, que yo volveré a recogeros a las 3". Dejó una caótica escena detrás. "Hey, hey, ¿Cómo puedes saber japonés?" Rick le tiraba del brazo. Annie estaba colgada a su cuello llorando en su hombro. El llanto de Annie había hecho que Liz también comenzara a llorar. Vicky se llevó a Liz a la habitación de invitados para dejarla durmiendo, dejándola a ella con los dos niños mayores. Ella entró en el salón y se sentó en un sofá. Rick se sentó al lado suyo. "Calma, Annie. Beans volverá pronto", la acunó dulcemente. "¡Hey!" Rick rompió la calma que intentaba establecer. "Sé japonés porque soy de Japón", respondió con voz calmada. "¡En serio! Eres demasiado alta como para ser una japo. Yo vi un japo una vez. Era realmente bajito y con pelo negro y..." "No todos los americanos parecéis iguales, ¿Por qué nosotros sí?" le retó suavemente. "¡Porque eres una japo!" "Rick, somos japonesas, no japos, ¿vale?" gruñó molesta. "Oh," dijo él mansamente. "No pasa nada" dijo ella suavemente. "¿Te sientes mejor, Annie?" La niña levantó la cabeza de su hombro, habiéndole dejado un rastro de mocos entre su nariz y el chaleco. Se encogió de dolor internamente. ¡Lo que había moqueado era su regalo de cumpleaños! "Sí" susurró ella. "Bien" Timmy estaba embadurnada con su sonrisa más aseguradora. "Vamos a llevarte al lavabo y te limpiaremos un poco". Llevó a la pequeña al lavabo. La puerta se cerró tras ellas antes de que Rick pudiera seguirlas y entrar en la estancia. ***** Vicky dejó apagarse las últimas notas de la nana que estaba cantando suavemente. Liz era fácil de calmar, una vez que la apartó del jaleo de fuera. Observó la pequeña figura antes de que se durmiera pacíficamente. Le trajo recuerdos de cuando tenía a Andrea y Carola. Su corazón añoraba tener un hijo propio. Era parte de su sueño. Era duro para ella hablar de aquel sueño para que alguien más pudiera entenderlo y todavía sentía el rango de emociones tras él. Las palabras no eran el medio elegido para expresarlo. En la actualidad estaba trabajando en una pintura sobre eso, aunque una cuidadosa combinación de colores mostraría el dolor de la añoranza y la felicidad por tener un hijo. Era buena convergiendo las emociones que quería a través de su trabajo, y estaba excitada por el resultado de esta pieza. Estudió con cuidado a Liz tapada bajo la sábana. Sí, sería un buen modelo para esta pintura. Salió de la sala en silencio para ir a coger su libreta de bocetos y decirle a Timmy lo que iba a hacer. ***** "Eso está mejor", Timmy se había quitado el chaleco y lo limpió mientras Annie la observaba. No iba a cometer el mismo error dos veces. Con mucho cuidado lo colgó en la percha de la ropa. "Vamos a buscar a tu hermano", puso a Annie con extremo cuidado en el suelo, desde la banqueta en que estaba sentada. Volvieron a la vacía sala de estar. "¿Rick?" llamó Timmy. Nadie respondía. "¡Rick!" "Timmy", llegó Vicky a la sala. "Voy a estar en la sala de invitados haciendo dibujos de Liz, ¿Puedes vigilar tú a Rick y a Annie, por favor?" Sonrió a su pareja. En cuanto vio el bebé, supo que Vicky querría estudiarla. Era lo único que quería darle, pero que no podía. "Sí, mantendré vigilados a los peques," respondió. Vicky sonrió agradecida. Y ella fue reconfortada por aquella agradable mirada que sabía que siempre sería sólo para ella. Vicky volvió al pasillo. Ella se quedó allí quieta, admirando reflexivamente a la mujer que amaba. "Timmy, vamos a buscar a Rick", la suave voz de Annie la despertó de su ensoñación. "Sí, vamos a por él", dijo todavía medio atontada. Timmy buscó en todas las habitaciones, llamando a Rick. Fue por toda la casa otra vez, buscando en cada rincón en que pudo pensar: bajo las camas, en los armarios, etc. Miró por la ventana. Hubo una fuerte tormenta anoche que había dejado casi 3 pulgadas de nieve sobre el suelo. Suspirando, fue al armario a coger el abrigo. Aquel tontaina podía haber salido fuera a jugar sin decírselo. Annie se agarró a la pierna de su pantalón. "¿Qué pasa, cariño?" le preguntó antes de ponerse el abrigo de invierno. "Timmy, yo no creo que él esté fuera", dijo en voz baja. "¿Y cómo es eso?" Se arrodilló ante la pequeña para hablar con ella al mismo nivel. La niña inmediatamente se abrazó a su cuello. Era una reacción instintiva, por lo que Timmy pudo averiguar, ya que Andrea solía hacer lo mismo cuando se arrodillaba a su nivel. Era demasiado mona, así que la cogió del suelo cuando se levantó. "Porque su chaqueta todavía está aquí", señaló a una chaqueta azul arrugada que había en una esquina, al lado de la puerta. "Tienes razón", miró a su alrededor. Entonces un escalofrío recorrió toda su espina dorsal. ¡El garaje! Cargó sobre la cocina para entrar al garaje con Annie en la cadera. Pensar en los múltiples riesgos que podían caer sobre el niño no le preocupaba demasiado. Estaba preocupada de que al niño se le hubiera antojado jugar con su moto o el coche. Si arañaba cualquiera de las dos cosas, Beans se encontraría con un primo menos a su vuelta. Se detuvo lo suficiente como para ponerse las sandalias antes de arrojarse sobre la abierta puerta. "¡¿Rick?!" El niño se quedó quieto como un ciervo al ser iluminado por los faros de un coche. Ella entró en el garaje escaneando el relativo buen estado de sus vehículos. Estaban bien, según vio. Con rapidez, se puso tras él para ver lo que él había encontrado tan interesante. Sus ojos se abrieron como naranjas. Apenas se las arregló para no dejar caer a Annie mientras luchaba contra la necesidad de ir a estrangular a Rick. "¿Te gusta cómo he reorganizado tus herramientas? He puesto las mayores en la estantería del fondo y las pequeñas en el cajón de arriba", dijo orgulloso. Él los había clasificado por tamaño, sin importarle el tipo de herramientas que eran. Las llaves inglesas, los mecheros, destornilladores, martillos, ¡*Todo* estaba mezclado! Su panel de herramientas no era lo único en lo que él había estado ocupado. Había trapos esparcidos por todas partes. Parecía que se le había caído el anticongelante que ponía en la moto. "¿Se te ha caído algo de este líquido verde encima?", preguntó. Estaba deprimida, pero no quería herir al chico tampoco. "Un poco", le tendió la camiseta para que ella echara un vistazo. "Vale, vamos dentro y te daré una camiseta limpia. También necesitarás un buen baño", escoltó al niño a la casa. Él había limpiado la mayoría del anticongelante caído con los trapos. Ella podría limpiar el resto una vez que Vicky acabara con Liz. También pudo ver algunas herramientas de Vicky por el suelo. [Levantamiento de ceja] Dejó a Annie en la mesa de la cocina con Rick sobre la moqueta. Les dijo a los dos que se quedaran quietecitos mientras ella iba a buscar una camiseta para Rick. "Una camiseta, una camiseta", buscó en todos los armarios una camiseta que no le quedara a Rick demasiado grande. "Supongo que ésta funcionará", encontró una camiseta interior de algodón blanca. Y no le importaría si él se las arreglaba para hacerle algo a aquella camiseta o no. Se medio sorprendió, al volver a la cocina, de encontrar a los dos sentados donde ella les había dejado. "Toma una camiseta. Dame la tuya e intentaré quitarle las manchas", tenía algo de experiencia en quitar las manchas de grasa, pero el anticongelante no sería tan fácil. "Date la vuelta", insistió él antes de quitarse la camiseta. "Jeez," siseó para sí misma mientras hacía lo que el niño le había dicho. 'Vaya un momento para volverse repentinamente tímido,' acabó pensando molesta. "¡Ya está!" Se dio la vuelta y tuvo que hacer esfuerzos por no reirse a carcajadas. El niño estaba sumergido en la camiseta. "Bueno, dame tu camiseta. Quedáos los dos en la mesa hasta que vuelva", cogió la camiseta por una manga, para no ensuciarse ella. "Rick, no te toques ni los ojos ni comas nada con las manos hasta que te limpies. Yo vuelvo ahora". Ella volvió al garaje. La necesidad de limpiar el anticongelante derramado se apoderó de ella. Hizo algo de la tarea y arrojó algunos trapos con la camiseta en la lavadora. Grandes cantidades de detergente entraron en la mezcla. Cuando volvió a la cocina, ellos todavía estaban donde ella les había dejado. Puede que no fueran tan malos como había pensado. "Vamos, Rick", Timmy le llevó al lavabo para pasarlo por la ducha, era la mejor forma de asegurarse de que se deshacía del anticongelante. "¡No quiero darme un baño!" protestó él cuando ella sacó una toalla y jabón de un armario para él. "Entonces no tendrías que haberte manchado con el anticongelante", contestó ella fríamente. Él la había cabreado rearreglando sus herramientas y ahora ella tenía que cuidarse de él. "¡¡Timmy!!" protestó él de nuevo. Ella le miró fijamente. "No luches contra mi, nene. Te garantizo que *yo* seré quien gane". Él rezongó un rato, intentando ponerse luego amable, pero ella no iba a dejarse camelar. "El agua se enfriará si te quedas ahí", sugirió descaradamente. Él iba a protestar de nuevo, pero su gélida mirada impidió más quejas. Se quitó la ropa tozudamente y se metió en el agua. 'Claro, ahora el pequeñajo no tiene problemas cambiándose de ropa delante mío', pensó para sí misma. Cogió una espoja y le dio una buena restregada. Una enorme bañera era una de las cosas que las había atraído a aquella casa. Era lo suficientemente grande como para dos. Una sonrisa acudió a sus labios, una que rápidamente escondió al enano. A Rick se le había pasado el enfado sobre el baño y ahora disfrutaba mientras jugaba con las burbujas. Ella le secó con la toalla cuando se dio cuenta de que había dejado a Annie sola en la cocina. Ordenó a Rick vestirse mientras ella iba a por Annie. La pequeña no estaba en la cocina, donde la había dejado antes. "Otra vez no" gimió para sí. ¡Si ella y Vicky tenían hijos, sería uno y sólo uno! Se metió en el pasillo, dispuesta a buscar otra vez cuando Vicky la llamó. "¿Timmy?" La suave voz la hizo retroceder por el pasillo y entrar en la habitación donde la otra estaba dibujando a Liz. "Vicky, ¿Has visto a...?" Annie estaba sentada en la cama mirando cómo Vicky dibujaba. Se sintió aliviada de que la niña estuviera en buenas manos. "Timmy, ¿Por qué estás mojada?" Vicky estiró la mano para tocar la manga de su camisa, que llevaba arremangada. [Levantamiento de ceja] "He metido a Rick en la bañera. Se manchó con el anticongelante". La otra estaba confundida sobre cómo él se las había arreglado para mancharse. "Lo discutiremos luego. Envíale aquí una vez se haya vestido. Entonces ve a cambiarte y ponte algo seco", sonrió. "Buena idea", cerró la puerta suavemente tras ella. Dio un golpecito en la puerta del lavabo antes de entrar. Rick estaba vestido y sentado sobre la tapa del wáter, esperándola. "Ve por el pasillo con Vicky. Yo limpiaré todo esto", se agachó, secando el suelo con la toalla de Rick. Él negó con la cabeza. "Yo quiero quedarme contigo", cruzó los brazos y intentó parecer tozudo. Ella dejó de limpiar y le miró fijamente. Él levantó la barbilla en un intento de parecer mayor. "Vale", acabó en el lavabo. Él la siguió por el pasillo hasta la habitación que compartía con Vicky. Timmy había decidido dejar de intentar tener buen aspecto aquella tarde, siempre podría cambiarse de ropa más tarde. Con aquello en mente, sacó una camiseta del equipo de carreras del armario. Sacó también unos tejanos. Se giró para mirar al chico que insistía en mirarla. En lugar de pedirle que saliera de la habitación, se abrió la camisa que llevaba. Los ojos del chico se abrieron como platos hasta ver que ella también llevaba una camiseta interior. "¿No vas a pedirme que me vaya?" le preguntó él mientras ella se sacaba la camisa por fuera del pantalón. Ella se quitó la camisa y con mucho cuidado la dejó para lavar antes de responder. "¿Por qué debería hacerlo? Ya eres un chico mayor y obviamente sientes curiosidad, ya que todavía no te has ido. No me gustaría echarte y disgustarte". Contuvo una enorme mueca. La mandíbula del chico casi llegaba a la cama en la que estaba sentado. "Yo.. yo creo que voy a ver lo que hace Annie", se deslizó fuera de la cama y salió corriendo de la habitación. "Buena idea", dijo ella después de que se cerrara la puerta. Se echó a reir. ¿Quién sabe qué tipo de daño psicológico profundo le acababa de causar? Se rió en alto al pensar en el chico sentado en la oficina de concejal dentro de unos años contando cómo ella casi se había desnudado delante de él. '¡Fue horrible! ¡Aquella atractiva, exótica mujer japonesa estaba delante mío cambiándose de ropa!' '¿Y qué pasó entonces?' 'Salí corriendo a ver cómo estaba mi hermana.' Ella se rió de nuevo. Era cruel, pero estaba hoy de demasiado buen humor como para importarle. No iba a quitarse toda la ropa delante de él de todas formas. Puede que se levantara la camiseta hasta el estómago, pero nada más. Si el chico era tan pervertido como para quedarse, ella no iba a darle la satisfacción de poder verla. Si le decía algo a Vicky, se encontraría metida en un lío, pero de nuevo, no le importaba nada hoy. No necesitaba que Vicky le dijera que estaba siendo una inmadura, ella ya se lo decía a sí misma. "Shimatta," maldijo suavemente. "Luchar contra Dimones era más fácil que esto", se arremetió la camiseta con firmeza. Salió al pasillo a ver a Vicky. Vicky arqueó una ceja ante su elección de ropa. Sonrió y respondió a la callada pregunta diciendo, "Ya me cambiaré luego". Vicky asintió. "Ya casi es hora de comer. Vamos a la cocina a preparar algo". Los niños corrieron saliendo de la habitación a la cocina, con Timmy siguiéndoles. Vicky llegó tras coger a Liz. Rick y Annie se sentaron ante la mesa. "Hummm." Timmy miró en la nevera y en las estanterías, intentando decidir qué hacer de comer. 'Se ha acabado casi todo lo que nos gusta a Vicky y a mi'. Intentó imaginarse a Rick intentando comer sashimi. No sería capaz de coger el pez crudo. Se echó a reir ante las limitaciones que la mayoría de los americanos tendían a tener. Vicky acomodó a Liz al unirse a ella en la cocina. "¿Tú qué crees, Timmy?" "Sashimi," hizo una mueca malévola. Vicky se la quedó *mirando*. [Gota de sudor] "Er... chicos, ¿os gusta el queso fundido?" Los dos mayores estuvieron de acuerdo. Vicky trabajó en la preparación de un biberón para Liz mientras ella cocinaba. "¡Maldito...!" interrumpió el resto de la maldición cuando el sandwich se le salió de la sartén. Vicky la observaba divertida. "¿Puedes hacerlo mejor tú?" le gruñó, molesta, en japonés. "Si a ti ya te sale bien, amor" le contestó la otra dulcemente. Timmy suspiró girándose hacia Vicky. "Conozco ese tono". Vicky sonrió amablemente cuando la otra aceptó su derrota. Le tendió una toalla y el biberón para Liz. Timmy se sentó a la mesa con la toalla sobre el hombro y la niña en los brazos. Liz parecía más interesada en cogerle los dedos que en el biberón que se le ofrecía. Timmy dejó el biberón. En lugar de eso, le tendió el dedo para que la niña se lo cogiera. Ella hacía gorgoritos contenta. Suavemente, Timmy la acunó. Puede haber funcionado, pero de hecho le encantaba criar a Andrea y Carola. La mayoría no creerían que tuviera un corazón tan tierno, pero algunas cosas llegaban a ella y los niños eran una de ellas. Vicky sonrió a su pareja y ella estaba acaparada con la niña en brazos. Tenía un rostro pacífico que era demasiado raro en ella. Vicky acabó los sandwiches. Puso algo de fruta con ellos y dejó la comida sobre la mesa. "¿Qué haremos después?" preguntó Rick con la boca llena. "Quizás deberías echarte una siesta", sugirió Vicky. Tenía la impresión de que aquella mañana había sido toda una aventura y estaba orgullosa de Timmy, por su paciencia. "Aw, venga, yo quiero ir a jugar a la nieve," le suplicó él. "Timmy, yo quiero ir a pintar con Vicky", dijo Annie en voz baja. Vicky pensó en ello un momento. "Está bien si quieres venir a dibujar conmigo, Annie. Voy a por una servilleta para Liz. Si Timmy quiere, puedes ir a jugar con ella fuera". "Vicky", dijo Timmy con algo de duda en su voz. Vicky le *sonrió*. Ella se dio cuenta de que iba a salir a jugar a la nieve con Rick. Inclinó la cabeza aceptándolo y miró a Liz. "¿Qué, lo quieres ahora?" le ofreció Timmy el biberón de nuevo. Liz chupaba con hambre. Ella se echó a reir. "Ya me lo pensaba". ***** "Sólo un poco más..." sonreí al 'proyecto' que nosotros, los técnicos, habíamos preparado desde el mes pasado. Sólo Andy, John y yo habíamos descubierto quién era Timmy Ten'ou. Llegamos a una idea para su regalo con los otros ayudando todo lo que pudieron. Juntos, habíamos construido un modelo del coche de Timmy. Era imponente, desde mi favorecedora opinión. Comenzamos comprando uno de esos caros modelos de coches que tienes que construir pieza a pieza. Habíamos pintado la base y construido el motor cuando alguien llegó con la salvaje idea de ponerle dentro un pequeño motor y convertirlo en un coche tele-dirigido. Aquello llevaba trabajo, ya que el modelo no estaba diseñado para ello. ¡Pero lo importante fue que funcionó! Cuidadosamente puse el coche en una caja. Se la daría en nombre de todos cuando fuera a recoger a mis primos. ***** ¡THWACK! Timmy sonreía tontamente ante el satisfactorio sonido de una bola de nieve golpeando a un árbol cercano. "Anda" se maravilló Rick. Él también tiró una bola de nieve al árbol, pero salpicó casi tanto como la de ella. Parecía un poco disgustado por el resultado, pero no dejó que aquella sensación se apoderase de él. "¡Hagamos un fuerte de nieve!" estiró a Timmy del brazo. "Nunca he construido ninguno", admitió ella, esperando que él no continuara con aquella idea. "¿En serio?" preguntó él sorprendido. "¡Es muy fácil! Coges la nieve de esta forma", la amontonó. "La aplastas," iba trabajando mientras hablaba. "Y la acumulas para hacer que sea alto". "Parece bastante sencillo. Pero la pared será mucho más firme si construyes un montoncito de bolas grandes y las utilizas como base", señaló ella. "¡Sí, sí! ¡Hagamos uno rápido y bombardeemos a Beans cuando venga a buscarnos!" rió burlón. "No estoy muy segura de que le siente bien", dijo Timmy. "Aw, ¡Será divertido! A Beans le gusta divertirse", comenzó a hacer bolas grandes para el fuerte. Timmy se quedó mirándolo unos minutos antes de ponerse manos a la obra. ***** "Tía, me alegro de verte", esfinté mientras ellos entraban. Mi tía y mi tío echaron un vistazo por la habitación. Les había dicho que había alguien más cuidando de Liz, Annie y Rick, pero no les dije quién. "Hoy acabamos pronto", explicó mi tío. "Vamos a recoger a los niños". "Ah", me arrasqué el cogote. "Debéis haber tenido un día duro. Por qué no esperáis aquí y yo voy a por ellos", sugerí. "Tonterías, Beans" dijo mi tía. "Queremos darle las gracias a tus amigas y pagarles". "Um, vale", sonreí. Ahora sí estaba metida en un buen lío... Oh, bueno, no era la primera vez. "Vamos a buscarles entonces". ***** Vicky sonrió a la niña mientras pintaba un dibujo sencillo que había hecho para ella. No pasaba a menudo que ella pudiera compartir su talento con otros de esta manera. "Vuelvo dentro de un momento, Annie", Vicky dejó la mesa de la cocina para ir a mirar por la ventana del salón. Su sonrisa se amplió al ver a Timmy lanzarle juguetonamente una bola de nieve a un sorprendido Rick. El chico no estaba tan sorprendido como ella pensaba porque él se giró y le arrojó una a la espalda a ella. El resultado fue que la bola de la chica fue esquivada y Timmy tuvo que quitarse la nieve de la cara. Timmy rápidamente hizo otra bola de nieve y se la arrojó. "Vicky" la llamó Annie. "Ya voy", respondió Vicky. Timmy en el fondo era una niña... ***** Rick iba a arrojarle otra bola a Timmy cuando vio una furgoneta acercarse por la carretera. "¡Timmy, ya han llegado! ¡Escóndete!" El coche llegó a un stop delante de la casa. Se oyó el sonido de las puertas del coche abrirse y cerrarse. Timmy también escuchó a Rick reir tontamente cerca de allí. "¡A comer nieve!" fue el grito de guerra de Rick. Timmy saltó de detrás del árbol y lanzó. Entonces se dio cuenta de quién estaba con Beans. La bola de Rick había pasado de largo pero la suya no. Beans bloqueó la bola, golpeando al hombre que estaba al lado suyo. "¡Papi!" corrió Rick hacia su padre. "Concejal", dijo Timmy por lo bajo. "Beans," había una pincelada de desagrado en la voz del hombre. Vale, después de que él hablara con ella, le tocaría a ella hablar. "Vamos dentro", sugirió Beans humildemente. Sacó una caja del maletero de la furgoneta antes de unirse a los demás dentro. "Señorita Kaioh", saludó el tío de Beans a Vicky. "Concejal", contestó ella educadamente. "¿Kaioh?" preguntó su tía. Entonces supo quién era ella. "Ya veo que recuerdas a Vicky y a Timmy". Se sonrojó Beans un poco. "Pues sí" respondió su tío. "¡Papi, papi!" corrió Annie hacia su padre y le abrazó las piernas. "Papi, he pintado un dibujo. ¿Quieres verlo?" Él la cogió en brazos. "Claro, cariño". Se acercó a la mesa y miró el dibujo. "Vicky lo ha hecho para que yo lo pinte", dijo ella orgullosa. "Muy bien, cariño, lo colgaremos de la nevera cuando lleguemos a casa" dijo su madre. "¡Sí, me lo he pasado en grande! ¿Pueden cuidarnos Timmy y Vicky más a menudo?" tiró Rick de la manga de su padre. "¡Son fantásticas!" hizo una amplia mueca. Su padre parecía atónito. "¿Ah, sí?" Annie asintió y se cogió a él. "A mi me gustan Timmy y Vicky". "Me alegro de verte contenta, cariño" la abrazó él. Su actitud se suavizó a partir de la desconfianza que sintió al principio porque aquella pareja vigilara de sus hijos. "Gracias por cuidar de ellos", sonrió levemente. Entonces sacó la cartera para pagarles. "No tiene por qué hacer eso, señor", Vicky levantó la mano. "Fue un placer hacerlo". "Bueno, entonces os llevaremos a vosotros tres a la furgoneta. Te esperaremos allí, Beans", asintió él. Se fueron y dejaron que las tres hablaran. "Beans," gruñó levemente Timmy. "No nos dijiste que eran *esos* tus tíos." "¿Cuántos parientes te crées que tengo?" preguntó ella. "No eres rencorosa, Vicky". "Lo que pasó no fue culpa suya. No hay razón por la que enfadarse con él", se sentó en el sofá. Timmy y Beans se unieron a ella, de pie en el salón. "Me alegro de que lo veas así. Toma", tendió la caja a Timmy. "Esto es de parte de todos los de los dormitorios". "¿Qué?" Timmy estaba sorprendida de que supieran que era su cumpleaños. Por supuesto, seguramente ya habían adivinado cosas de ese tipo desde hacía tiempo. Beans le sonrió y se dirigió a la puerta. "Feliz cumpleaños, Timmy", dijo Beans al cerrar la puerta tras ella. "¿No quiso ver cómo abrías el regalo?" preguntó Vicky. "Seguramente se ha pensado que ya se ha entrometido bastante entre nosotras", Timmy se sentó a su lado con la caja en el regazo. Quitó la tapa y vio que dentro había un modelo de su coche de Fórmula 1 y un control remoto. La nota dentro de la caja decía: 'Lo siento, éste no llegará a los 300 kph, pero a pesar de todo corre.' Estaba firmado por muchas de las personas de los dormitorios. "Está bien", Timmy sacó el coche. Puso en marcha el motor y lo dejó en el suelo. El coche corrió por la moqueta y entró en la cocina. Dio media vuelta y volvió a sus pies. "En el fondo eres una niña", se rió Vicky mientras la otra jugaba con su nuevo juguete. "No es cierto", se defendió Timmy mientras hábilmente esquivaba una planta del suelo. El coche se detuvo. Su operador se había distraído mientras su pareja la besaba dulcemente en la mejilla. "Necesito una siesta", decidió Timmy. Se levantó y cogió el coche del suelo. "Esos críos me han dejado exhausta." "Te estás haciendo vieja", bromeó Vicky. "Solías luchar contra dimones un día sí y al otro también, ¿y ahora 3 niños te hacen querer echarte una siesta?" Timmy se echó a reir. "Sí, pero claro, la siesta sería más agradable si no la hiciera sola". Tenía una sonrisa de oreja a oreja. "Nunca crecerás, Timmy", Vicky se levantó elegantemente del sofá. "Si crecer significa que tengo que perder lo que tengo ahora, entonces espero no hacerlo nunca", proclamó. Rodeó a Vicky por la cintura mientras las dos se dirigían a la parte posterior de la casa. **********Fin del capítulo 12********** Este capítulo está dedicado a la memoria de la Rata Velvet (conocida como Spaz), que murió el 10 de Junio de 1997 por causas naturales. Echaré de menos el modo en que me arrascabas.